Estás aquí. Te encuentras en mi oscuridad. Que te hayas atrevido a llegar a este recóndito lugar me sorprende. No te puedo decir lo que te espera, ni yo mismo lo sé. Sea cuál sea el resultado, bienvenido a La oscuridad de J.G. Enlund.

viernes, 27 de marzo de 2015

lunes, 23 de marzo de 2015

Presión en la oscuridad

Desembozo mi oscuridad y me dirijo a vosotros, mis lectores, porque siento la necesidad de compartir estas primeras vivencias que estoy padeciendo en este duro peregrinar llamado literatura profesional. En los más de tres años que he tardado en escribir y publicar Death, no recuerdo un momento peor que el actual. Mientras tecleo, siento una incesante sensación en el pecho que me dificulta respirar de la forma adecuada. Pero no sé por qué me sorprendo, en las últimas fechas siempre ha sido así. Lo reconozco, estoy desbordado. Y como siempre fue, quizás el único modo de liberarme de esta recalcitrante presión, sea escribir.

Desde los albores, concebí el ejercicio de la literatura como la vía de escape a una realidad insuficiente en demasiados aspectos. El mundo, la sociedad, el ser humano... No diré que me repugnan, ya que poseen elementos que solo por manifestarse justifican cualquier existencia, pero sí afirmaré que me hastían, empezando por mí como ser humano, parte de la sociedad que conforma el mundo actual. Por este motivo, diseñar otras realidades y tirar de inventiva para edificar castillos imposibles es mi arma para retar a la realidad. Y hasta hace poco, sin reportarme una felicidad desmedida, debo reconocer que me hacía sobrellevar el día a día con el optimismo propio de aquel que en su mente contiene infinitos mundos paralelos, todos plagados de personajes con unas emociones y un destino por concebir. No obstante, los cimientos de mi modus vivendi se han visto debilitados por el cambio de estado de mi obra.

Antes Death era solo mía. Era mi refugio, el lugar en el que podía tomar esas decisiones que aquello conocido por algunos como destino parece abrazar en el plano terrenal. No busco llevar al engaño cuando os desvelo que Death me importa más que la mayor parte de lo que acaece en el mundo real, ya que  lo que ocurre tanto en la dimensión que allí os presento, como en el resto de las que pululan por mi caprichosa mente creativa, me golpea emocional e intelectualmente. Es un reto continuo;  cuando un personaje llora, debo llorar, y cuando uno mata, debo imaginar cómo sería arrebatar una vida. Al final, discernir qué es lo real resulta complicado, ya que la única base que tengo para justificar lo que concebimos como existencia corpórea, son unos sentidos que dependen de las señales enviadas por los elementos externos, y mi capacidad para procesarlas, mientras que lo que se origina en mi interior tengo la certeza de que es mío. O al menos creo tenerla.

Pero ahora Death ha cambiado de plano. Publicándose, a roto la barrera, y ha llegado hasta vosotros. Muchos veréis elementos que nunca quise relatar, y otros incluso puede que contempléis lo que en realidad pretendí representar, mas esa no es la fuente de mi preocupación. Siempre me vi perseguido por la necesidad de publicar mis obras, y no únicamente por vana egolatría, que seguro que también, sino por el absurdo sueño de que existiera alguien que un día, luego de leer uno de mis delirios, fuera capaz de perderse en mi realidad. Pero fui un iluso, como lo son todos los niños. No calibré el poder de la realidad para pervertir la totalidad de lo concebible. Su capacidad para convertir un imposible anhelo hecho realidad, en un cubil de repulsión. Antes no podía verlos, pero ahora los conozco, sí a ellos, que se aprovechan de las ensoñaciones de los artistas, de su fuente de hálito, para alimentarse, pervirtiendo así una creación de insondable carga emocional.

A todos esos que no miráis Death con los ojos que me gustaría, os diré que lo sé, conozco lo que pretendéis. Sé que mi obra no es importa nada,  pero os diré una cosa, esta realidad emponzoñada destruyó a la persona que me trajo a la vida, proceso al que asistí durante veinte años, día tras día. No existe ninguna artimaña que podáis blandir que no conozca. Y es por esto, que aunque os permita devorar parte de Death, sabré cuándo deteneros. Debo mantenerme paciente, a la espera. No es el momento pero llegará. Hasta entonces, debo construir Pain.  La siguiente parada de este tren sin freno. No voy a detenerme mundo. No.

J.G. Enlund

lunes, 16 de marzo de 2015

Presentación Death, Bogart Club

Abro la puerta hacia la oscuridad de JG Enlund para compartir con vosotros lo que sentí el pasado 28 de febrero, cuando desde el escenario del Bogart Club, la atención de no menos de cien personas se hallaba sobre mi figura. Disto de ser un gran orador, y siempre me ha resultado de lo más complicado desenvolverme en público. Prefiero mantener mis ideas a salvo, lejos de las injerencias del mundo corpóreo. Contradictorio, lo sé, soy escritor -me cuesta aseverarlo-, y por ende, mi plano interior ahora es vuestro, de los lectores, pero la coherencia me resulta esquiva cuando hablo de mis enajenaciones.

Pero en cualquier caso, allí me encontraba yo, ante uno de los momentos más importantes de mi vida, dispuesto a hablar de esa vaga idea que nació del fenecimiento de mi madre, y que tres años después era una novela publicada. Death... hay tantas cosas que puedo decir de Death, pensaba yo... Mas aquel no era el problema, claro que no. En estos últimos días me he dado cuenta de lo fácil que es hablar con desconocidos, individuos para los que eres intrascendente y que, por muy convincente fingida atención que te presten, no serás más que un casi imberbe escritor que publicó demasiado pronto y que desapareció, como tantos otros, sin dejar su huella en la historia. En ese histórico lugar estaban mis amigos y mis seres queridos más allegados. A su lado, los focos, y los medios que también asistieron, no eran más que luciérnagas en el universo. A ellos, que creían conocerme, les tenía que relatar mi descenso a la locura, la fantástica narración que me había llevado a superar el huracán más terrible de mi vida. Iba a quedar irremediablemente expuesto, indefenso.

Entonces, cuando me dispuse a soltar mi perorata, me relajé. Veréis, Death no es una novela común. Está escrita con un nivel de honestidad tan colosal, que si no me expresara con absoluta sinceridad cuando hablo de ella, me estaría traicionando a mí mismo. Este libro no es más que el crisol en el que se fusionaron todas aquellas emociones que obraron, todavía más si cabe, que aborreciera el mundo en el que vivimos. Fui capaz de convertir elementos que me impedían respirar, en un entramado narrativo que desde mi más subjetiva perspectiva, conduce al lector a un contexto fantástico repleto de reflexión y entretenimiento. Es por esto que al expresarme sin lindes, sin cadenas ni ataduras, pude disfrutar de un momento que jamás olvidaré.

Queridos lectores, os dejo fotos y un video del evento junto a esta entrada.

Y a los que estuvisteis allí, gracias. Sobre todo a ti amor eterno, por existir.

Un saludo.

J.G. Enlund






jueves, 12 de marzo de 2015

Death, el comienzo

Ha ocurrido. Aquello que como creador que pretende quebrar la realidad con sus disparatadas ensoñaciones por fin se ha hecho realidad. Death es real. Está ahí, en forma de un libro que jamás pensé que puediera llegar hasta vosotros. Son tantas las emociones que siento que por eso os abro esta ventana a mi oscuridad, sí, ese lugar en el que Death y otras muchas locuras pugnan con las cadenas del plano terrenal para llegar hasta vosotros.



Tendréis noticias mías pronto...

J.G. Enlund