Lo reconozco, en los últimos tiempos he vagado por la oscuridad
más de lo que me gustaría. Sí, podemos decir que he llegado a estar incluso deprimido,
aunque más que un bajón anímico preocupante, creo que mi falta de hálito ha
sido producto del frenesí de los últimos tiempos. En muy poco tiempo me he
visto obligado a gestionar demasiadas emociones, situaciones y momentos para mí
desconocidos. Ahora las aguas vuelven a su cauce, por ello debo intentar
reencontrarme conmigo mismo. Publicar Death ha significado sin duda la consecución
de un sueño, pero ni estos anhelos cuando se satisfacen son como pensamos, ni
sirven para llenar ese vacío que a todos, de una forma u otra, nos devora desde
dentro. Me ha costado comprenderlo, pero soy un creador, y los creadores no
pueden construir y luego detenerse a admirar el engendro que han concebido,
siempre le verán defectos, y es más, de inmediato ya ansiarán inventar
algo nuevo, volver a fracturar la realidad. Por ello he llegado a la conclusión
de que aunque hubiese escrito la mejor novela de la historia de la literatura,
no sería capaz de apreciarlo y es más, tampoco querría hacerlo. Mi yo escritor
duda de todo lo que hace porque quiere empujarme a seguir inventando,
imaginando, pensando. Sí, me pone a prueba continuamente, es agotador, tanto
que puede que algún día caiga de rodillas y me entregue a la vacua rueda de la
realidad, abandonando por ende este tortuoso camino que es el del artista, pero
hoy no es ese día.
Cuando no alimento a mi yo escritor me
convierto en uno más, y eso es lo que me mata. Pierdo aquello que me aporta el
broquel de hipocresía necesario para poder tirar mis mañanas en una oficina en
pos de ganarme el suelo, o hacer que estudio una carrera que tiempo ha perdió
cualquier atisbo de interés para mí. La égida sin la que no podría salir a la
calle y cohabitar con otros seres humanos. Mientras consiga seguir ligado a mi
yo escritor, aunque sea con el más delgado de los hilos, podré seguir siendo un
ominoso fariseo.
En fin, creo que debo pasearme más a
menudo por esta ventana. Hablar con nadie y todo el mundo al mismo tiempo
resulta curioso.
Buena cacería.
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