Estás aquí. Te encuentras en mi oscuridad. Que te hayas atrevido a llegar a este recóndito lugar me sorprende. No te puedo decir lo que te espera, ni yo mismo lo sé. Sea cuál sea el resultado, bienvenido a La oscuridad de J.G. Enlund.

miércoles, 3 de junio de 2015

Vagando por la oscuridad

Lo reconozco, en los últimos tiempos he vagado por la oscuridad más de lo que me gustaría. Sí, podemos decir que he llegado a estar incluso deprimido, aunque más que un bajón anímico preocupante, creo que mi falta de hálito ha sido producto del frenesí de los últimos tiempos. En muy poco tiempo me he visto obligado a gestionar demasiadas emociones, situaciones y momentos para mí desconocidos. Ahora las aguas vuelven a su cauce, por ello debo intentar reencontrarme conmigo mismo. Publicar Death ha significado sin duda la consecución de un sueño, pero ni estos anhelos cuando se satisfacen son como pensamos, ni sirven para llenar ese vacío que a todos, de una forma u otra, nos devora desde dentro. Me ha costado comprenderlo, pero soy un creador, y los creadores no pueden construir y luego detenerse a admirar el engendro que han concebido, siempre le verán defectos, y es más, de inmediato ya ansiarán inventar algo nuevo, volver a fracturar la realidad. Por ello he llegado a la conclusión de que aunque hubiese escrito la mejor novela de la historia de la literatura, no sería capaz de apreciarlo y es más, tampoco querría hacerlo. Mi yo escritor duda de todo lo que hace porque quiere empujarme a seguir inventando, imaginando, pensando. Sí, me pone a prueba continuamente, es agotador, tanto que puede que algún día caiga de rodillas y me entregue a la vacua rueda de la realidad, abandonando por ende este tortuoso camino que es el del artista, pero hoy no es ese día.

Cuando no alimento a mi yo escritor me convierto en uno más, y eso es lo que me mata. Pierdo aquello que me aporta el broquel de hipocresía necesario para poder tirar mis mañanas en una oficina en pos de ganarme el suelo, o hacer que estudio una carrera que tiempo ha perdió cualquier atisbo de interés para mí. La égida sin la que no podría salir a la calle y cohabitar con otros seres humanos. Mientras consiga seguir ligado a mi yo escritor, aunque sea con el más delgado de los hilos, podré seguir siendo un ominoso fariseo.

En fin, creo que debo pasearme más a menudo por esta ventana. Hablar con nadie y todo el mundo al mismo tiempo resulta curioso.


Buena cacería.

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